domingo, 24 de agosto de 2008

¿A través del otro?


Cuando investigamos, e iniciamos la búsqueda de fuentes, creo que una pregunta importante para nosotros sería: ¿cómo aproximarnos a este texto o documento, cuando en realidad no podemos acceder a lo que "realmente" queremos saber?

Leyendo el ensayo de Montaigne, "De los caníbales", encontré una frase que me pareció bastante importante, que puede describir la reacción que tenemos al momento de enfrentarnos al documento, y de la cual no estamos del todo concientes, sería: “[...] lo que ocurre es que cada cual llama barbarie a lo que es ajeno a sus costumbres.”[1] Entonces, como historiadores, sabemos que, sólo por nuestra condición social y postura en un tiempo posterior a aquello a lo que queremos acercarnos, habrá un tipo de prejuicio, algo que nos hará creer que somos la versión evolucionada de aquello que vemos, porque lo que vemos serán diferencias, siempre a partir de nosotros.


Partiendo de lo que Montaigne escribe, al asumirnos como seres finitos, es decir, tener conciencia histórica,[2] podemos vernos entonces a través del otro, asumiéndonos como diferentes. El historiador va a trabajar sobre esta diferencia, sobre la otredad, pero no sin antes asumirse finito y dentro de una condición social diferente a lo que es su objeto de estudio, el “pasado”; entendiendo que el otro será incomprensible o que sólo podremos vernos a nosotros, no a “ellos”; como diría Gadamer, en términos didácticos, tratando de fusionar el horizonte hermenéutico del otro con el nuestro para poder llegar a un entendimiento, a pesar de que este otro será una construcción, una mera construcción que parte de nosotros mismos. Por esto mismo, para los contemporáneos a Montaigne y a Carlos IX, estos “otros” eran incómodos, eran incomprendidos y, además, quedaban fuera de toda categoría –los antiguos y los modernos–, porque no se entendían las diferencias existentes, sino solo se veían y categorizaban.



Pero esto mismo nos pone en una postura favorecedora, puesto que nuestra visión del hecho es panóptica: sabemos lo que sucedió después, lo que nos pone en ventaja a los contemporáneos a dicho evento. Así, como investigadores, debemos tener presente que al tener un documento frente a nosotros -de cualquier tipo-, no tenemos una evidencia irrefutable o que nos muestre la verdad absoluta, sino solo un fragmento de aquello de lo que queremos hablar, de la construcción del pasado que se va a realizar.




[1] Michel de Montaigne, “De los Caníbales”, en Ensayos.
Víd
http://www.cervantesvirtual.com/servlet/SirveObras/01372719700248615644802/p0000002.htm#I_36_


[2] Para explicar la finitud del hombre, la conciencia histórica y la diferencia, ­cfr. Michel Foucault, Las palabras y las cosas.

No hay comentarios: