lunes, 25 de agosto de 2008

Entendiendonos a nosotros a travez de los contrarios


Leí la semana pasada “Dos americanos, dos pensamientos”[1], un excelente libro de Alicia Mayer; apropósito de estas notas de reflexión creí conveniente no sólo dar a conocer el contenido de dicho libro sino tratar de sacarle partido a los conocimientos adquiridos con el mismo, haciendo patente como las investigaciones históricas de este tipo (comparativo) son muy útiles para el presente.

En líneas generales el libro habla de las vidas y obra de Cotton Mather y Carlos de Sigüenza y Góngora, dos hombres de letras contemporáneos de los cuales compara su obra y pensamiento, revelando así las diferencias y similitudes que había no sólo entre dos personas distintas, sino entre dos formas de cosmovisión diferentes: el puritanismo (surgido de las ideas luteranas y calvinistas) y el catolicismo (fiel reflejo en ese periodo de las medidas tomadas por la contrarreforma), haciendo con esto un mapa de la cosmovisión de ambas ideologías muy peculiar, dandonos a conocer una cosmovispon no a través de ella misma, sino de su contrario, y por esto la frase de que: conociendo al otro es como te conoces a ti mismo, ya que ves lo que no eres, adquiere un inusitado sentido.

Podemos hablar de un libro muy bueno y recomendable, además de que, la investigación de la autora es apabullante, ya que abarca la lectura de la casi totalidad de las obras de ambos autores, la obra de otros contemporáneos, la historiografía contemporánea a nosotros y la comparación entre estas: cientos de libros en total.

El libro tiene varios fines, por un lado decirnos como dos personas a pesar de ser tan diferentes pueden tener muchas similitudes, por otro lado ver como la cosmovisión afecta directamente la forma de pensar de las personas, con lo que las ideas como “verdad”, “tradición” (vistas desde sus bases de justificación moral) y calificativos como “bueno” o “malo” pierden todo sentido si los desvinculamos del lugar y momento en que se dieron, con lo que el libro es un ejemplo historiográfico magistral, que logra desvinculemos nuestras propias nociones de lo que “es”, cuestionando desde donde proviene la “raíz” de una creencia como “la verdad” para nosotros mismos en el presente.

Es justamente esta noción de que todo es real según el ojo que lo mire, lo que hace que para Cotton Mather la salvación del alma este predestinada para algunos, y lo único que se puede hacer es trabajar de manera individual afanosamente para encontrar en el éxito o fracaso de nuestros proyectos de vida un prefiguración de nuestro destino infinito, y, por el contrario para Góngora, los actos que hacíamos en vida eran el trabajo necesario para conseguir la salvación del espíritu; situación que en Cotton favoreció la menor ingerencia de las instituciones en los proyectos y la vida individual de sus gobernados, generando así con el tiempo, la búsqueda del éxito, la libre empresa, el libre mercado y la promoción del litigio; y en Góngora, favoreció un estado benefactor dedicado a brindar consuelo sin pedir que la gente probara sus alcances, no había nada que demostrar, lo que favoreció una visión jerárquica y estratificada de la sociedad, donde los alcances y logros para cada uno de sus gobernados estaba delineados no por sus actos sino por su lugar dentro de la sociedad, con lo que por obviedad todos (los que sufrieran y los que no) tenían la salvación asegurada si se encargaban de seguir las reglas del sistema, generadas desde la iglesia misma.



Con este libro podemos ver que tan diferentes somos nosotros mismos como mexicanos (herederos entre otras cosas del mundo contrarreformita) de los Estados Unidos (herederos entre otras cosas del calvinismo), y como a pesar de esto cada cosmogonía produjo para los suyos lo mismo: bienestar social; con lo que la pregunta para finalizar esta reflexión es: ¿No deberíamos nosotros como mexicanos, entender el capitalismo desde nuestra cosmogonía y no desde una impuesta?, ¿no serian mejores las condiciones sociales de México sin en vez de globalizarnos con ideas que funcionan sólo en lugares con cosmovisiones diferentes, vemos quienes somos y actuamos en función de esa realidad, sólo nuestra?.

Creo que la historia nos vuelve a dar una lección, ya que antes el bienestar social dimanaba de la propia cosmogonía que lo ostentaba, ya fuera catolicismo o protestantismo, y ahora el bienestar social dimana de una cosmogonía que es impuesta a todos sin ver que sólo alcanzara sus objetivos para algunos.
[1] Mayer, Alicia, Dos americanos, dos pensamientos, Carlos de Sigüenza y Góngora y Cotton Mather, México, Instituto de Investigaciones Históricas, de la UNAM, 1998

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