domingo, 31 de agosto de 2008

La institucionalización de la locura o ¿Cómo hacer historia en tiempos de crisis?

“No se a donde voy y si supiera, tal vez no quisiera llegar ahí, sin embargo, tengo la necesidad de ir”-Jacques Derrida

¿Como podemos ignorar las criticas y observaciones que se han dado en los últimos 40 años sobre todo el conocimiento y en particular sobre la historia? Sin duda en una época de transición tan complicada como es la posmodernidad, la historia esta en problemas epistemiológicos, no hay dos maestros en un departamento sobre cual método de investigación es el correcto, tenemos problemas ontológicos por lo que tenemos problemas definiendo que es la historia y yo no conozco una definición que me satisfaga…Estamos sobre todo en problemas existenciales con una clara reducción del número de historiadores, debido, tal vez a su poca valorización en la sociedad moderna. Dentro de esta crisis global, que nosotros dentro de la historia la sentimos como doble, ha existido una gama de respuestas: desde el excentricismo de Hyden White hasta las propuestas sordas e inútiles de los positivistas historiadores que no tienen ningún sentido. Entonces, si no queremos hacer literatura ni contar cuentos, ¿Qué opciones nos quedan?
Déjenme plantear mi propuesta del quehacer histórico, y los invito, mis pares, a juzgarme de la manera mas severa.
Sin duda estoy de acuerdo que la historia va mas allá de cualquier uso práctico, es una necesidad, una necesidad de entender, la gente necesita saber que pasó antes que ellos y sin duda seguirá habiendo gente que recopile datos, haga el inventario y haga “historias”. Pero mi propuesta es que los historiadores tienen las herramientas y la evidencia de que los principios del posmodernismo tienen fundamentos en la crisis del presente. En mi opinión, la historia debe de convertirse en la segunda oleada del posmodernismo, serán los historiadores, después de los filósofos, los que expliquemos con “evidencias” que no existe evidencia. Debemos salir de la oscuridad y salir a decirle al público en general lo que hemos aprendido y dentro de las prioridades de la agenda que debemos de discutir a luz plena son:
1. Todo es histórico, todos los conceptos e ideas que manejamos tuvieron en algún momento un punto de existencia y un punto de no existencia.
2. Nada esta dado, tan lógica es una idea hoy que se vuelve absurda mañana.
3. No existe ningún punto de vista mas valioso que otro, la validez de otros discursos es innegable, sin caer en lo arbitrario.
Sin duda será difícil demostrarle al mundo entero lo que queremos proponerle. Pero ya no podemos vivir en la oscuridad, ya no nos podemos darnos el lujo de callar lo que sabemos. Tomemos nuestras mejores metáforas y salgamos a la calle.

1 comentario:

Priscilla H. H. dijo...

A pesar de que estoy de acuerdo contigo, lo hago hasta cierto punto. El problema me parecería a mi es, cómo transmitir este conocimiento en un sistema social que está estructurado a partir de lo contrario. Cómo hacer que esto vaya entrando poco a poco y transformando sin derrumbar los contratos sociales que nos otorgan "lo básico" para sostenernos y poder dialogar.