lunes, 6 de octubre de 2008

La mirada sin “mirada” misma

Casualmente, la semana pasada, durante la clase de Europa Moderna me surgió una anécdota, un suceso que maduró a reflexión, el cual me gustaría comentar:

El Maestro de dicha clase, Martín Morales, nos mostró una imagen, específicamente un grabado, y pidió que la “describiéramos”:

Me dije “nada difícil”, para mis adentros, y las primeras impresiones que me vinieron a la mente, se dieron casi tan rápido que aun no acabada de explicar el profesor la dinámica de su ejercicio; dichas impresiones podrían haber sido estas:

“a todas luces vemos la imagen de un ser alado, el cual mira con una mirada particular hacia atrás, a su derecha; mirando hacia el horizonte, el cual es una composición de mar, cielo y una pequeña zona de vegetación y montañas en perspectiva”.

Y continuaba:

“El ser alado tiene varios accesorios a su alrededor, un querubín, instrumentos de carpintería, un animal, una escalera, una balanza, una campana, una casa, etc.. cosas puestas ahí probablemente señalando de que personaje se esta hablando”.

Para finalizar de esta manera:

“En el horizonte, en la parte del cielo, que se ve franqueada por algo que parce desde un resplandor hasta un cometa, un letrero que dice “MELANCOLIAE”, con lo cual ya nos explicamos la extraña mirada del ángel principal y suponemos que los elementos que la rodean (sin ningún orden aparente) son relacionados con ese sentimiento”.

Eso podría haber terminado la descripción, sin embargo además de “describir” luego supe que debíamos hacerlo sin atribuirles un significados a las cosas, “que cosa mas difícil” pensé ¿en realidad es tan difícil ver sin explicarnos lo que vemos?, ¿es posible saber lo que es esta forma de “ver” como si fuéramos un ser de otro planeta y de pronto nos encontramos de pura casualidad ante la misma imagen “melancólica” que anteriormente comente?.

Creo que no, probablemente un extraterrestre no sabrá lo que son los ángeles, las alegorías, los grabados, los paisajes, almenos en nuestra forma de verlo, por lo que talvez interprete sólo esta imagen como líneas, formas, puntos de luz y puntos oscurecidos, etc.. pero aún esto ultimo, también lo podríamos hacer nosotros.

Lo que me preocupa de aquí es:

¿Puede uno ver las cosas sin atribuirlas a algo?, en lo personal no creo que ni el extraterrestre pueda, ya que él vera la imagen y tratará de entenderla con los códigos que él tiene; probablemente no la vera como una alegoría del sentimiento melancólico pero si vera algo, y ese “algo” será una interpretación, un significado basado en sus propias experiencias y forma de ver el mundo.

Berkeley, con su idealismo ha marcado muchas de mis cavilaciones últimamente y me digo a all luz de su conocimiento, ¿como podemos abstenernos de la idea de cualquier cosa?, en realidad si no tubieramoslas ideas de “luz” y “sombra”, ¿que veríamos en este grabado?, ¿lo podríamos describir sin atribuirle significado?, es mas ¿nos percataríamos de su existencia?.

Esta reflexión la hago en este bloq, ya que eso es lo que pretenden aún muchos historiadores: salir de sí mismos y ver las cosas como “fueron vistas”; extraer esa visión de los sucesos pasados como lo haría el marciano sin saber que es lo que mira, por lo que su descripción será “fiel”.

Má aún muchos historiadores con las armas del conocimiento del entorno histórico y de las cosas que le dan “significado” a la realidad pretenden halar la diáfana realidad de lo que verdaderamente fue, como lo hicimos “incorrectamente” nosotros; no es posible abstraerse a la “visión misma”.

Cuando pude yo coordinar mi mirada para ver “un grabado del siglo XVII, probablemente de Durero, el cual nos representa una alegoría de la melancolía”, en realidad interpretaba sobre mis ideas lo que quería sobre lo que se; mi visión hubiera sido muy diferente si no hubiera conocido el idioma español o latín para saber lo que significaba esa “MELACOLIAE”, sino hubiera nunca visto lo que era un paisaje o conociera (y eso que ni siquiera “esta” físicamente en la imagen) un concepto como el de “alegoría”, “grabado” o “ángel”.

La labor del historiador se explica en eso: tratar de describir lo indescribible, esbozar un cuadro que tenga coherencia para un presente que ya no puede entender las cosas mas que a través de sí mismo; las pretensiones decimonónicas de que se podía decir algo como “Napoleon tuvo la suficiente fe en sus campañas y coraje como para ser el nuevo Alejandro Magno de Europa, llevando a Europa misma de nuevo a los confines del mundo” quedaron ya totalmente desprestigiadas, almenos en universidades como la IBERO, y por eso se da el conflicto de muchos historiadores actualmente, quien ya no creyendo que lo que ve, con ciertas precauciones (como análisis de fuentes), es lo que era, ahora relatan lo que ven emulando lo invisible.

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