martes, 7 de octubre de 2008

El ejercicio de la descripción para un historiador



“Describan el grabado, sin atribuirle ningún significado”. Ese es un trabajo difícil, sobre todo para un historiador, porque tendemos a atribuir significado a aquellas huellas o vestigios que encontramos: tenemos que “entramar” una narración para poder explicarnos a nosotros mismos qué es eso que estamos viendo. Sin embargo, cuando no atribuimos ningún tipo de significación, sentimos que no hacemos ningún trabajo, o esa fue la sensación percibida mientras describíamos un grabado de Albrecht Dürer titulado “Melencolia I”.

¿Y cómo hacer para dejar de lado las interpretaciones? Es una tarea difícil, sin embargo, como historiadores muchas veces tenemos como vestigios imágenes, pinturas, cuadros... que tendemos a interpretar, antes de intentar observar y describir los objetos que lo conforman.

Pero, ¿para qué nos sirve hacer un ejercicio de observación previo a la interpretación? Creo que para poder observar los mayores detalles e ignorar lo menos posible. Cada detalle en una imagen puede aportarnos algo, sin embargo, nos saltamos esa parte de buscar detalles, hacer una lista de elementos que nos puedan apoyar en nuestra investigación.

Así, creo que como historiadores debemos aprender más a jugar con la imagen, a no interpretarla directamente, sino a observar y contemplar los detalles ya que, hasta el más mínimo o que podría parecer insignificante, puede ser la clave para apoyar la investigación.

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