martes, 28 de octubre de 2008

Occidente se mira a si mismo y se diagnostica

Las ideas que vienen a mi mente al escuchar cultura occidental, son de carácter negativo, si bien, estas posiciones, algunas serán correctas y otras no, lo que más me perturba es, que dicha critica se hace desde dentro de occidente. El psicoanálisis se encuentra en los criticos posmodernistas, que desenmascaran las rupturas e ideales rotos de occidente, un occidente visto como agresivo, bastardo, asesino, discriminador, insatisfecho, inhumano, adicto al placer, al dolor, a su padre a su madre, al sexo, a la mentira, tantos adjetivos calificativos que se incluyen en la visión actual de occidente, que, si no fuera por poder observar esto, se seguiría engañándose sobre un discurso perfectible, evolutivo, de progreso e intelectualidad. Pero a ¿que vienen estas conjeturas?, a plantear, que si el mismo occidente se observa con sus problemas y discursos,entonces, ¿el tiene que tener una cura?si lo pensamos así, no hay cura, porque el creerlo significa entrar otra vez en los supuestos occidentales de enfermedad y cura.Los adjetivos mencionados tienen una connotación "mala", pero es necesario saberse que todos estos procesos ni son bueno ni son malos, sino simplemente son. La búsqueda de reconocer ciertos discursos occidentales podrían demostrar una posible conciencia, pero esto es muy ambiguo al creer, que por ser consiente se puede llegar a "ser mejor".

Una postura critica ante el occidente, demuestra simplemente, los supuestos de la civilización occidental, creer que al criticarlo se puede ver su ruptura, no significa que se haya salido del ámbito occidental, sino que ocupando su lugar se describe en su lugar. La cultura occidental, por ende, se encuentra cercana a la cultura oriental, porque partiendo del binarismo occidente/oriente, la oriental trae oculto a occidente, y occidente a oriente. La "occidentalisación de países orientales en el ámbito actual se puede demostrar en China y la India, además de otros países, quienes en su intento de occidentalizarse y responder al hostigamiento occidental, denotaran los limites de la cultura occidental. Hablar de fracasos de occidente, malestares, hegemonía y violencia, fueron temas de años anteriores, pero que ahora sabiendo esto, se muestra en occidente una culpabilidad. Siendo yo de occidente, y siendo "consiente", podría denunciar facilmente sus atrocidades durante la Historia a las alteridades, pero al fin y al cabo no podría alejarme de mi lugar social, occidente.

sábado, 25 de octubre de 2008

GUEVARA Y SADER ¿Es aún pertinente hablar de izquierda?

“Ser de izquierda es privilegiar los derechos sobre el mercado, la esfera pública sobre la mercantil, es luchar contra la injusticia y la desigualdad como objetivo central de la lucha política” (Emir Sader)

¿Qué caso tiene leer a Ernesto Guevara?; si para muchos de los que nos anteceden somos aquella generación perdida para la que sucesos como “Tlatelolco”, “Rwanda”, “Acteal”, “Aguas Blancas”, “Pasta de Conchos”, “La Revolución Cubana”, “El Golpe de Estado en Chile” son simplemente eventos del pasado, empolvados en la (des)memoria , para que ésta supuesta generación “light” no cuestione, ni reviente ante un sistema que homogeniza y embrutece con discursos de “progreso”, “bienestar”, “sana competividad”, “igualdad de derechos”; pero sí como buenos autómatas, reproduzcamos aquel “arriba y adelante” Echeverrigueresco.
¿Qué caso tiene?, creo que a la respuesta aún le falta mucho por ser pensada, pero en una primera aproximación me atreveré a contestarla. Hace algunos días leí en el periódico virtual “Rebelión” un artículo de Emir Sader denominado “La crisis del capitalismo y la izquierda” en el cual su tesis principal es que ante la crisis actual que está viviendo el capitalismo, la izquierda puede reaccionar de dos maneras; la primera, reírse y regocijarse y decir “se los dijimos”, pero siempre sin dar una alternativa a la Pompeya capitalista o la segunda manera, ponerse a trabajar para empezar a crear alternativas “políticas y teóricas”.
Es aquí donde creo que está la pertinencia en que nuestra generación haga un re-lectura de este luchador social, ¿pero que tipo de lectura?, no una ingenua e idealizada, sino una más bien crítica y capaz de reactivarlo en el sentido de que nombrarlo sea totalmente pertinente a las dinámicas políticas, económicas y sociales que hoy en día se dan en el mundo y sobre todo en América Latina.
El texto que analizaremos con la idea de resaltar algunas ideas y poder poner en la mesa de debate, el ¿cómo reactivar el pensamiento Guevarista?, será el de “El socialismo y el hombre en cuba.”
“Llego la etapa de la lucha guerrillera. Ésta se desarrolló en dos ambientes distintos: el pueblo, masa todavía dormida a quien había que movilizar y su vanguardia, la guerrilla, motor impulsor de la movilización, generador de conciencia revolucionaria y de entusiasmo combativo”
No se pretende tomar de de forma textual, sino que más bien, como ya se menciono anteriormente, se contextualizara a la situación actual.
El contexto desde el cual se ésta intentando hacer esta “deconstrucción” y por ende una “reactivación” es desde la Universidad que se supone ser “la consciencia crítica de la sociedad”, que en el contexto de la frase “[…] la guerrilla, motor impulsor de la movilización de conciencia revolucionaria y de entusiasmo combativo”, la palabra “guerrilla”, sea (re)planteada como Universidad y la frase quedaría de la siguiente manera: “[…] la Universidad, motor impulsor de la movilización de conciencia revolucionaria y de entusiasmo combativo.”
Ahora bien, para Ernesto Guevara, la “guerrilla” se caracterizaba por ser la “vanguardia” que movilizaría a la “masa”; ya que traducimos a la “guerrilla” por “Universidad”, hagamos el mismo ejercicio con “masa”.
“[…] el pueblo, masa todavía dormida a quien había que movilizar. Este ente multifacético no es, como se pretende, la suma de elementos de la misma categoría […], que actúa como un manso rebaño.”
(Re) pensemos este concepto de “masa”, como aquellos movimientos sociales y de base que se encuentran fuera del ámbito académico pero que están en la acción frontal de ese “entusiasmo combativo” y no forzosamente dormidos.
El último punto que tocaremos para empezar a trabajar una conclusión y así poder juntarlo con los elementos de (Vanguardia-Universidad), (Masa-movimientos sociales), es el de Educación:
“En nuestro caso, la educación directa adquiere una importancia mucho mayor. La explicación es convincente porque es verdadera; no precisa de subterfugios […] La educación prende en las masas y la nueva actitud preconizada tiende a convertirse en hábito; la masa la va haciendo suya y presiona a quienes no se han educado todavía. Esta es la forma indirecta de educar a las masas, tan poderosa como aquella otra.”
La educación es pilar para que cualquier proyecto político, económico y social se pueda llevar acabo de una mejor forma. Las aulas deben de ser un espacio en donde se de el debate y el enriquecimiento a través de los diferentes puntos de vista, no solo de los académicos, sino que también de los alumnos. Tanto a nivel primaria como a nivel doctoral.
Juntando la Universidad como (vanguardia), la masa (movimientos sociales y de base) y educación (piedra angular) podemos acercarnos a una conclusión que sólo tiene por objeto dejar abierto el tema a debate y así enriquecerlo más. Siendo que la “Universidad (vanguardia)” es un centro que se supone ser “la consciencia crítica de la sociedad”, que siendo una realidad, no ha podido inclinar la balanza para proponer alternativas al sistema capitalista, debe de empezar a considerar a la “masa (movimientos sociales y de base)” que se encuentran fuera del ámbito académico-institucional, pero que de cierto modo construyen un modelo “educativo (piedra angular)” que ha superado de muchas formas a la “Universidad (vanguardia)” por su falta de propuestas y acciones y que debe de empezar a crear puentes y así empezar a buscar las condiciones para que la “masa” y la “vanguardia” emprendan un largo camino por recorrer que es aquel que Emir Sader nos ha recordado, no desaprovechar esta nueva corriente de aire fresco que se nos presenta y así poder empezar a girar la bascula a un modelo que sea de izquierda, que en palabras de Sader: “[…] es privilegiar los derechos sobre el mercado, la esfera pública sobre la mercantil, es luchar contra la injusticia y la desigualdad como objetivo central de la lucha política.”

BIBLIOGRAFÍA:
Ernesto Che Guevara, El socialismo y el hombre en cuba en Ernesto Che Guevara Escritos y Discursos, (Ed. Juan José Soto Valdespino), Ediciones Políticas/Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, Cuba, 1977, 272 pp.
FUENTES ELECTRÓNICAS:
www.rebelion.org, periódico virtual “Rebelión”

miércoles, 15 de octubre de 2008

La singularidad como objetivo del quehacer historiográfico

¿Para qué estudiar historia? Podría considerarse como una pregunta muy personal, sobre todo existencialista en personas que de alguna manera la Historia hace presencia como una posible opción de una dedicación, o en personas que ya han emprendido su caminar en esta disciplina.
Un segundo cuestionamiento es ¿Qué estudia la historia? Ambas preguntas se puede considerar como cuestionamientos personales, con interés de conocer más la disciplina y son preguntas que desarrolla la propia Historia científica, lo cual significa que en medio de este quehacer hay un autocuestionamiento o autoevaluación de su objetivo; esto con el fin de poder seguir siendo una ciencia que pueda ofrecer algo en el presente.
Hoy en día se puede hablar de muchas formas de hacer Historia, por ejemplo: una Historia positivista, una Historia constructivista, etcétera; y dentro de estas una gran variedad de ramas. Así mismo, gracias al estudio Historiográfico de la Historia ha demostrado que en diferentes momentos se ha hecho diversas Historias como: la Historia como maestra de vida, la Historia como ciencia y la Historia como comunicación o presentista.
En la mayoría de las personas aún se tiene presente la Historia como maestra de vida, es decir; aún se cree que el pasado enseña o sirve para tener un “mejor” mañana. Así también aun se cree que la Historia es una disciplina que revive el pasado o que rescata los sucesos del pasado objetivamente. Por tanto, en la actualidad se sostiene que el trabajo de la Historia tiene que ver la construcción de un discurso de algún objeto o hecho importante, en donde se establece la relación presente-pasado, contexto y objeto; así lo que se obtiene no es la verdad objetiva del pasado, sino una construcción del pasado a partir de una necesidad en el presente.
El hacer Historia tiene que ver en la relación entre el producto historiográfico y el lugar de producción. Si queremos responder la pregunta sobre el estudio de la Historia, se podría responder que, es una ciencia que estudia la singularidad, la historia no es el conocimiento objetivo del todo. En el mundo del siglo XXI con la globalización es imposible, pero la globalización y el estudio científico de la Historia pueden hacer posible este estudio de lo particular. Un estudio en donde el ser humano pueda encontrarse en la singularidad, pero sobre todo con el otro.
Entonces se puede afirmar que la Historia no es universal, tampoco existe una sola, sino muchas. Con la globalización, en donde al parecer sería imposible saber y sobre todo hacer un trabajo de distinción entre singularidades culturales, étnicas, gustos, etcétera, es un escenario que permite encontrarse con la otredad, pero es un encuentro no para apoyar la idea de unicidad, sino de reconocer al otro que es diferente.


martes, 14 de octubre de 2008

La deconstrucción y el psicoanálisis en la comunicación y la Historia

Escuchando la conferencia que se dio el día martes 14 de octubre en la íbero, sobre psicoanálisis y deconstruccíon en la comunicación por parte de este mismo departamento, e invitado el profesor de Historia Ricardo Nava, recuerdo bien lo que diferentes ponentes expusieron y me pareció muy importante para la investigación histórica. El primer ponente expuso una breve respuesta a lo que significaba deconstruccion, de la cual no dijo, que era una estrategia para leer a un autor y su obra, pero nunca dio un termino, ya que como Derridá, si tuviera la palabra un significado esta, seria un autogol a la propuesta Derridiana. Saber que estamos entrelazados por discursos y no verdades lógicas, para un historiador como lo comento Ricardo Nava, esta deconstrucción ofrece una Historia progresiva y continua, sino una alteridad. Seria bueno investigar como lo comento Ricardo, que supuestos históricos basados en la finitud intentan satisfacer el deseo de eternidad, como un escape a la realidad, tal es el caso de la vida eterna en el cristianismo y diversas doctrinas.

El ponente comunicologo comento, que ni siquiera debería llamarse la carrera comunicación, porque es un vació, en supuestos y discursos históricos occidentales que no tienen ya cabida en el mundo, que la propuesta seria una palabra como "comunidad", suponiendo como en la obra de Derrida, de un compañerismo, una comunidad de amantes, esta idea me hace entender dicha ruptura que Foucault previa y comentaba, en cuanto a las ciencias humanas y sociales, que proximamente permeará en las matemáticas y demostrativas, esperando lo inesperado, un por-venir, del cual las disciplinas como la Historia están viendo y se resisten o "demoran" su posible alteridad y diferencia en los próximos años.

miércoles, 8 de octubre de 2008

Realidad y Discurso Histórico

Para ejemplificar me respaldare en los siguientes dos casos:
A.- La Primera Guerra Mundial (batalla de trincheras); estoy consciente de la violencia que se vivió, pero ésta me llega a manera de Discurso, en el sentido de que solo tengo huellas de ésta, es decir, registros fotográficos, escritos, etc. Aunque hay evidencias arqueológicas y fuentes que me dan una noción de la existencia de dicho suceso, no me queda más que acudir al Discurso Histórico para poder nombrar aquel suceso en su ausencia y así poder tener una idea e interpretación de lo que pudo haber sido aquella batalla de trincheras.

B.-El conflicto en Atenco es un suceso cuya distancia temporal es muy cercana; actores y testigos que participaron en ese evento siguen vivos, hay una consciencia de la violencia muy presente, en ese sentido, la violencia me llega de manera más real que discursiva, pero es con el Discurso Histórico que puedo ir re-significando aquel acto de violencia conforme me vaya distanciando de aquel acontecimiento, irlo nombrando, erotizarlo y poder conceder un perdón Derridiano a aquello que me es imperdonable, aprender a vivir con aquella huella, con la differánce.

Mi lugar de enunciación se encuentra afectado por un “Realismo Crítico”, en el sentido de que creo que si hay una “realidad” que me es ajena o más cercana, pero ésta siempre se va a ver afectada por quien la pronuncie, el porque la pronuncie y el cómo la pronuncie; es aquí donde entra el factor del “Discurso Histórico”, que es con el que puedo llegar a tener diferentes interpretaciones que hacen que aquella “realidad” sea tangible a partir del análisis de aquel acontecimiento.

A manera de conclusión podría decir que la “realidad” es, un significante vacio, que se va llenando de significados a partir de los diferentes acontecimientos y se va haciendo tangible por medio del “Discurso Histórico” en tanto que es “acontecimiento”.

La epopeya de Gilgamesh, ¿la primer obra maestra de la literatura?

Leyendo el muy recomendable libro de Franco D´Agostino, en el que se hace una lectura crítica y reflexiones acerca del poema de Gilgamesh, un texto encontrado en las excavaciones de la ahora famosa ¿antes lo fue? Biblioteca de Asurbanipal[1], me surgió una reflexión que tiene que ver con las traducciones, es increíble como todo lo que sabemos o percibimos (adelantando que no estoy demasiado alejado de los presupuestos del idealismo que traza Berkeley) es un traducción de traducciones.

El caso de Gilgamesh es un ejemplo de la traducción llevada al máximo: paso de ser una fuente oral a ser escrita en sumerio, de ahí paso a una traducción al asirio y aún más, la fama de este poema fue tal que del acadio[2] se tradujo al hitita[3]; unos dos mil años después se tradujo al ingles, al italiano y luego al español, para que yo lo pudiera leer. Ante tanta manoseada del ¿texto? original en sumerio cabria una muy razonable duda sobre “¿que tanto de Gilgamesh en realidad leo?”, “¿será posible llegar a mas contenido del original?” o “¿me hundiré en este mar de interpretación?”.

Antes de decir más creo que es conveniente saber que Gilgamesh, es el nombre de un héroe sumerio, cuyos orígenes se remontan a fines del tercer milenio a. C., cuya figura retomarán los pueblos que siguieron al sumerio: el babilónico y el asirio[4], agregando al relato no solo la historia general de las andanzas del antiguo rey de Uruk, sino su lengua, que adaptaron a los signos cuneiformes sumerios.

El título ya nos sugiere que mi reflexión se da en llamar “literatura” al poema de Gilgamesh, ¿Cómo podemos decirle literatura a un texto producido en una época en que la oralidad era lo que imperaba, al grado que todo lo escrito usualmente se recitaba, con agregados de quien lo hacia, para hacer así más entendible lo que estaba “en un soporte mas duradero que el habla misma”?.

D, Agostino nos hace ver como la lengua sumeria (recordando que los “soportes” del relato de Gilgamesh se encuentran en ese idioma, el cual después se tradujo al acadio) tiene reglas para poder expresarse muy diferentes al español, ya que es una lengua “aglutinante”, en la que por ejemplo, tratando (si es que es correcto lo mismo) de establecer analogías con el idioma español, una palabra tendrá la misma formas de escribirse si tiene relación con una “realidad” similar.


Según lo anterior, por ejemplo un signo cuneiforme igual se encontrará para referirse a aquellas palabras de uso común en sumerio (palabras con pronunciaciones diferentes, claro esta), que tengan un mimo origen, por ejemplo, lo que en español serian las palabras “escribir”, ejercer la profesión del que escribe: “escritor”, o escribir como parte de su formación: “estudiante de cualquier tipo”, o referirse a un texto que este escrito: “libro”, “escritura”, “documento”, etc..; lo que se hace en el sumerio, al tratar de diferencia entre un mismo signo cuneiforme y saber sobre si su interpretación es sobre “el maestro escriba que elaboró este texto, al que queremos referirnos”, o “el título del texto, al que nos referimos”, o “la referencia a la existencia de un texto cualquiera”, se determina por las signos que segundan al signo para todas esas palabras, signos que pueden ser ideográficos, pictográficos o fonográficos.

Con lo anterior se nos denota (caso muy similar que el desciframiento de egipcio, una escritura que para entenderse amalgama en su desciframiento las referencias directas a “cosas”, “ideas” y “sonidos”), que poder traducir un texto en acadio, es tremendamente difícil, y lo es aun más tratar de buscar paralelos de este desciframiento al tratar de leer el español, un texto que estuvo en acadio, con lo cual ¿que tanto podemos en realidad “entender” el fin de Gilgamesh, ¿que tanto podemos traducirlo como para ponerlo en “español”?, ¿hasta que grado es la traducción legítima?, ¿puede encasillarse esto como “literatura”?.

Dentro de este contexto creo que no es muy correcto darle el epíteto de “literatura” a esta obra, creo que sólo se puede hablar de ”literatura” cuando las propias personas que hacían estos textos tenían noción de que eso hacían, por lo que sólo podríamos recontarnos con esta “etiqueta” al siglo XVII de nuestra era, pero ¿antes?.

Yo creo que “antes” teníamos escritura y relatos, pero debemos cuidarnos mucho de decirles a estos sólo así: “literatura” sin más dentro de un mundo tan alejado y difícil de traducir a nuestro idioma, mucho más porque la literatura tiene su propia estructura, la cual creo es forzada para que Gilgamesh entre dentro de ella.

Solo escribo esto para establecer la gran complejidad de abordar al pasado, y tratar de traducirlo a nuestro presente, pasando por encima de no sólo miles de años de historia sino también por milenios de representación de la realidad y evolución de la misma.


[1] un rey asirio que fue famoso por sus victorias militares, que acrecentaron su imperio, pero que hoy es más conocido dentro de los círculos de historiadores y del mundo del arte por su soberbio palacio y relieves descubiertos en Khorsabad y Nínive, esta última donde además se halló una inmensa colección de textos, muestra de sus afanes en vida por juntar mucha de la documentación asiria, babilónica y sumeria de varios lugares de su imperio, cuyos frutos hoy conocemos, en lo que fue llamado la “biblioteca de Asurbanipal”.

[2] El idioma de los asirios, a base de dialectos semitas, es decir los pueblos que originariamente eran los “nómadas del desierto”.
[3] versión a la cual a veces recurrimos por roturas o faltantes en el texto asirio, tomado como la fuente “mejor acabada” del poema.
[4] Para los que los sumerios representaron, el inicio de su propio saber y cosmogonía; como para nosotros los griegos y romanos.

martes, 7 de octubre de 2008

Problemas en la investigación

Uno de los principales problemas con los que es común toparse cuando se realiza una investigación, es la cantidad y calidad de las fuentes que existen sobre el tema que se desea investigar.

Con respecto a la cantidad de las fuentes, el caso podría ser que se tenga un número demasiado reducido de fuentes y que por lo tanto, resulten insuficientes para fundamentar la investigación, ante lo cual el investigador necesitará una ampliación o modificación en su trabajo. Pero también es posible que ocurra lo contrario, una abundancia excesiva de fuentes primarias o secundarias, también podría representar un problema de investigación, aunque no tan serio como para impedir que se realice la investigación, si obligará al investigador a privilegiar algún aspecto del tema que se planeaba investigar completo.

Sin embargo, el caso más serio de los que se plantearon, podría ser el de la abundancia de fuentes, ya que obligaría a realizar un filtro más definido de las fuentes que se tomarán como referencia de la investigación, ya que entre las numerosas fuentes que se tengan, habrá que determinar cuáles son las que resultan de mayor calidad, al menos para los fines de nuestra investigación, una labor que resulta ser más complicada de lo que parece.

Incluso cuando se trabaja con documentos que manejan cifras de números con gran frecuencia, y que por lo tanto, a simple vista se podría considerar por ello una mayor veracidad, pueden existir alteraciones, que saltarán más a la vista si se encuentran dos o más documentos que se refieran al mismo tema, ya que es muy común que no tengan la misma cifra.

Una buena pregunta con respecto a esto es ¿qué es lo que debe hacer el investigador cuando se topa con documentos que contienen cifras numéricas diferentes, pero que se refieren a lo mismo? ¿Acaso se debe sacar un promedio de ambas? o de no ser así, ¿cuáles son las características que debe de tener la fuente a la cual se debe de privilegiar?

Las cuestiones anteriores me parecen de gran importancia, sobre todo porque los datos, por más pequeños que sean, podrían definir el curso de nuestra investigación, y lo más probable, es que lo hagan en el curso equivocado si no se saben identificar las fuentes adecuadas que servirán como fundamento del trabajo.

El ejercicio de la descripción para un historiador



“Describan el grabado, sin atribuirle ningún significado”. Ese es un trabajo difícil, sobre todo para un historiador, porque tendemos a atribuir significado a aquellas huellas o vestigios que encontramos: tenemos que “entramar” una narración para poder explicarnos a nosotros mismos qué es eso que estamos viendo. Sin embargo, cuando no atribuimos ningún tipo de significación, sentimos que no hacemos ningún trabajo, o esa fue la sensación percibida mientras describíamos un grabado de Albrecht Dürer titulado “Melencolia I”.

¿Y cómo hacer para dejar de lado las interpretaciones? Es una tarea difícil, sin embargo, como historiadores muchas veces tenemos como vestigios imágenes, pinturas, cuadros... que tendemos a interpretar, antes de intentar observar y describir los objetos que lo conforman.

Pero, ¿para qué nos sirve hacer un ejercicio de observación previo a la interpretación? Creo que para poder observar los mayores detalles e ignorar lo menos posible. Cada detalle en una imagen puede aportarnos algo, sin embargo, nos saltamos esa parte de buscar detalles, hacer una lista de elementos que nos puedan apoyar en nuestra investigación.

Así, creo que como historiadores debemos aprender más a jugar con la imagen, a no interpretarla directamente, sino a observar y contemplar los detalles ya que, hasta el más mínimo o que podría parecer insignificante, puede ser la clave para apoyar la investigación.

lunes, 6 de octubre de 2008

La mirada sin “mirada” misma

Casualmente, la semana pasada, durante la clase de Europa Moderna me surgió una anécdota, un suceso que maduró a reflexión, el cual me gustaría comentar:

El Maestro de dicha clase, Martín Morales, nos mostró una imagen, específicamente un grabado, y pidió que la “describiéramos”:

Me dije “nada difícil”, para mis adentros, y las primeras impresiones que me vinieron a la mente, se dieron casi tan rápido que aun no acabada de explicar el profesor la dinámica de su ejercicio; dichas impresiones podrían haber sido estas:

“a todas luces vemos la imagen de un ser alado, el cual mira con una mirada particular hacia atrás, a su derecha; mirando hacia el horizonte, el cual es una composición de mar, cielo y una pequeña zona de vegetación y montañas en perspectiva”.

Y continuaba:

“El ser alado tiene varios accesorios a su alrededor, un querubín, instrumentos de carpintería, un animal, una escalera, una balanza, una campana, una casa, etc.. cosas puestas ahí probablemente señalando de que personaje se esta hablando”.

Para finalizar de esta manera:

“En el horizonte, en la parte del cielo, que se ve franqueada por algo que parce desde un resplandor hasta un cometa, un letrero que dice “MELANCOLIAE”, con lo cual ya nos explicamos la extraña mirada del ángel principal y suponemos que los elementos que la rodean (sin ningún orden aparente) son relacionados con ese sentimiento”.

Eso podría haber terminado la descripción, sin embargo además de “describir” luego supe que debíamos hacerlo sin atribuirles un significados a las cosas, “que cosa mas difícil” pensé ¿en realidad es tan difícil ver sin explicarnos lo que vemos?, ¿es posible saber lo que es esta forma de “ver” como si fuéramos un ser de otro planeta y de pronto nos encontramos de pura casualidad ante la misma imagen “melancólica” que anteriormente comente?.

Creo que no, probablemente un extraterrestre no sabrá lo que son los ángeles, las alegorías, los grabados, los paisajes, almenos en nuestra forma de verlo, por lo que talvez interprete sólo esta imagen como líneas, formas, puntos de luz y puntos oscurecidos, etc.. pero aún esto ultimo, también lo podríamos hacer nosotros.

Lo que me preocupa de aquí es:

¿Puede uno ver las cosas sin atribuirlas a algo?, en lo personal no creo que ni el extraterrestre pueda, ya que él vera la imagen y tratará de entenderla con los códigos que él tiene; probablemente no la vera como una alegoría del sentimiento melancólico pero si vera algo, y ese “algo” será una interpretación, un significado basado en sus propias experiencias y forma de ver el mundo.

Berkeley, con su idealismo ha marcado muchas de mis cavilaciones últimamente y me digo a all luz de su conocimiento, ¿como podemos abstenernos de la idea de cualquier cosa?, en realidad si no tubieramoslas ideas de “luz” y “sombra”, ¿que veríamos en este grabado?, ¿lo podríamos describir sin atribuirle significado?, es mas ¿nos percataríamos de su existencia?.

Esta reflexión la hago en este bloq, ya que eso es lo que pretenden aún muchos historiadores: salir de sí mismos y ver las cosas como “fueron vistas”; extraer esa visión de los sucesos pasados como lo haría el marciano sin saber que es lo que mira, por lo que su descripción será “fiel”.

Má aún muchos historiadores con las armas del conocimiento del entorno histórico y de las cosas que le dan “significado” a la realidad pretenden halar la diáfana realidad de lo que verdaderamente fue, como lo hicimos “incorrectamente” nosotros; no es posible abstraerse a la “visión misma”.

Cuando pude yo coordinar mi mirada para ver “un grabado del siglo XVII, probablemente de Durero, el cual nos representa una alegoría de la melancolía”, en realidad interpretaba sobre mis ideas lo que quería sobre lo que se; mi visión hubiera sido muy diferente si no hubiera conocido el idioma español o latín para saber lo que significaba esa “MELACOLIAE”, sino hubiera nunca visto lo que era un paisaje o conociera (y eso que ni siquiera “esta” físicamente en la imagen) un concepto como el de “alegoría”, “grabado” o “ángel”.

La labor del historiador se explica en eso: tratar de describir lo indescribible, esbozar un cuadro que tenga coherencia para un presente que ya no puede entender las cosas mas que a través de sí mismo; las pretensiones decimonónicas de que se podía decir algo como “Napoleon tuvo la suficiente fe en sus campañas y coraje como para ser el nuevo Alejandro Magno de Europa, llevando a Europa misma de nuevo a los confines del mundo” quedaron ya totalmente desprestigiadas, almenos en universidades como la IBERO, y por eso se da el conflicto de muchos historiadores actualmente, quien ya no creyendo que lo que ve, con ciertas precauciones (como análisis de fuentes), es lo que era, ahora relatan lo que ven emulando lo invisible.